Kabutokaji: Fusión japo-mediterránea y mucha creatividad
Conocía Kabutokaji desde hacía un tiempo. Había escuchado buenas críticas y siempre lo tenía presente pero no ha sido hasta ahora cuando me he animado a visitarlo.
Ya sabéis que en mis colaboraciones en Gastrocolegas, en ocasiones me gusta hablaros de restaurantes que no se encuentran en el centro neurálgico de Madrid, porque hay restaurantes muy a tener en cuenta fuera de él.
Kabutokaji se incluye con letras de oro en esta lista. Situado en el límite entre Pozuelo y Aravaca, la gran oferta y cantidad de restaurantes japoneses excelentes en el centro de Madrid quizá lo aleje del foco pero es justo esto lo que le hace ser más especial y tener más mérito.
Detrás de este proyecto se encuentra Patricia Carbajosa, que abrió el restaurante hace 4 años. Dicen los más habituales que desde el principio se distinguió por ser un restaurante con un producto de máxima calidad y una atención excelente. Y son esas premisas y una cocina sobresaliente lo que le han llevado a ser actualmente el mejor restaurante de este tipo de cocina en la “periferia” del centro de la ciudad.
Porque quizá esté empezando por el final, pero a la pregunta de si merece desplazarse a Kabutokaji la respuesta es rotundamente sí.
El local es amplio, cómodo y decorado con un gusto exquisito. Colores sobrios y elegancia que invitan a disfrutar de una cena relajada. Un espacio perfecto para cenas en pareja, familias o grupos de amigos y de negocios. Se nota la mano de Patricia en ambientación, pulcritud, y gusto en mesas y vajilla. Ubicado en un barrio residencial, uno de los puntos positivos de su emplazamiento es que se puede aparcar sin problemas.
Ese aspecto elegante y distinguido también se percibe en la atención en sala, donde no está reñido la formalidad y profesionalidad con la cercanía.
Al frente de la cocina encontramos a Diego Benito, un cocinero joven pero con mucha experiencia a sus espaldas, en lugares como Nodo (junto a Chicote), Nikkei 225 o Zuma en Londres. Gracias a esa incesante búsqueda de sorprender al comensal encontramos una cocina con mucha personalidad, con muchas influencias, creativa pero por encima de todo, muy rica.
La carta, muy variada, recorre este tipo de gastronomía desde el mejor sushi, pasando por sopas, tartares, usuzukuris, sashimis, tempuras y carnes. Además, en cada visita puedes encontrar interesantes platos fuera de carta.
Kabutokaji no es sólo un restaurante con sushi excelente
Como decía la oferta gastronómica de Kabutokaji va más alla del sushi, es completa y a un gran nivel. En nuestras dos visitas hemos dado fe de ello.
Entre sus clásicos es interesante empezar por sus Gyozas KBK de pintada de Bresse, foie y teriyaki de dátiles. Una combinación muy interesante.
Una idea de la personalidad y creatividad de la cocina de Diego es el plato de Kokotxas con su pil pil de miso y ajo negro. Impresionante la delicadeza y sabor de este plato.
Tartares y tempuras también tienen su hueco, como no podía ser de otra manera en la carta de Kabutokaji. Sabroso el Tartar de Maguro picante e interesante la Tempura de Cangrejo de concha blanda.
Entre sus usuzukuris y sashimis, muy ricos el Usuzukuri de pescado blanco con ponzu y el de Usuzukuri de Toro. Producto y producto. Un acierto la posibilidad de pedir medias raciones en este tipo de platos, pues ayuda a poder probar más cosas.
Aunque para mí el rey fue el Sashimi de pescado blanco con trufa, presentado en el propio pez. Una presentación y ejecución al nivel más alto. Suelen hacerlo también con besugo o salmonete.
Y aunque Kabutokaji como decíamos no es sólo sushi, aquí encontrarás una gran variedad de nigiris: clásicos, flambeados, especiales; makis, temakis y futomakis. Nivel sobresaliente sobre todo de los primeros, con alguna creación espectacular que nos hizo repetir.
Muchos de ellos bien merecen la visita a Kabutokaji. El arroz es estupendo acompañado del mejor producto, genialmente tratado, con combinaciones que van de maravilla, muy sabrosas y creativas, que hacen que los nigiris sean gran parte de su seña de identidad. El festival está garantizado.
Entre sus platos calientes mención especial a la Costilla de wagyu a baja temperatura. Un plato redondo, gracias a una carne perfecta y una salsa untuosa y muy sabrosa.
La parte dulce corre a cargo de Miquel Antoja. He de reconocer que en nuestras visitas hemos disfrutado tanto de la parte “salada” de la carta que a los postres hemos llegado muy llenos. Aún así, sí hemos probado sus increíbles macarons, que son un final perfecto a la experiencia. Para la próxima dejaremos espacio a los postres, para probar entre otros su Cherry Cheese Cake que tiene una pinta extraordinaria.
En cuanto a la bodega, encontraréis variedad de referencias de vinos nacionales e internacionales, champagnes y sakes.
Precio medio por persona: 60 euros más vino.
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COCINA
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BODEGA
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