El secreto mejor guardado de Boadilla
Salir a cenar fuera de la Calle 30 en Madrid supone siempre un desafío. Salir de mi zona de confort, un encuentro con la incertidumbre y tener que conducir hace que mis expectativas se coloquen en un nivel exageradamente exigente.
En el caso de La Barbacana, en Boadilla del Monte, el nivel se aprecia desde el principio cumpliendo con mis expectativas sobradamente una vez que los platos comenzaron a aparecer en la mesa.
Situado en la Plaza de La Barbacana, que es el nombre que recibían las entradas a las fortificaciones durante la Edad Media, da entrada a los jardines del Palacio del Infante don Luis.
Un local amplio, decorado con elegancia y sobriedad donde el color de la madera contrasta con la piedra de los muros y combina a la perfección con toques industriales como las originales lámparas. De sus paredes cuelgan geniales obras étnicas. Un local donde cuidan hasta el último detalle.
Julio y Pazuca, han sabido transmitir un marcado carácter elegante a su local donde se respira tranquilidad y equilibrio.
Comienza el espéctaculo
Para comenzar la visita en La Barbacana y dejándonos aconsejar probamos una Coca de sardina marinada y sus espectaculares croquetas de cocido y queso gorgonzola. ¿Quizá la croqueta perfecta? ni muy dura ni hecha, crujiente, con una melosa y suave bechamel, con un sabor agradable e intenso que tarda tiempo en borrarse de la boca.
Platos para el recuerdo
Para continuar un PLATAZO que, a mí personalmente me apasiona. Unas insuperables alcachofas confitadas con cítricos donde destaca el toque dulce del mango. ¿Nuevamente un plato perfecto? Os invito a que lo probéis…
Como platos principales para compartir:
Tataki de atún con wasabi natural, salsa de teriyaki y mermelada de piquillo.
Espectacular canelón de rabo de toro, contundente y suave a partes iguales.
Y por último, un micuit de oca con reducción de violeta. Posiblemente uno de los mejores que haya probado que junto a la original propuesta de violeta logran un plato para el recuerdo.
Mención especial merece Julio que nos acompañó en cada plato con explicaciones, simpatía y muy buen rollo con el que compartimos una animada charla sobre comida, viajes y vida. Un verdadero placer.
Aunque los tres miembros de la expedición no podíamos pensar en comer nada más por insistencia de nuestros anfitriones pedimos una tarta fina de manzana con helado de caramelo. Un POSTRE con mayúsculas.
#enbuscadelblancoperfecto
Para acompañar la comida pedimos el sempiterno blanco José Pariente y otro maravilloso descubrimiento que me hace avanzar en mi búsqueda del blanco perfecto, un genial Albariño de Cunqueiro por recomendación nuevamente de nuestro amigo Julio.
Una noche TOP, acompañado de Caroli, mi bro Deibid, el equipo de la Barbacana y Julio que nos colmaron de detalles.
Por último, dar la bienvenida a este rincón (y a algún otro de mi corazón 🙂 ) a la autora de las FOTAZAS del reportaje: carolina_dlrosa.
%
COCINA
%
BODEGA
%
SERVICIO
%