“Vanguardia o morir” es la bandera de Dabiz Muñoz, un chef que ha revolucionado el mundo de la gastronomía, por su manera de entenderla, por su manera de sorprender y hacer disfrutar al comensal y por su manera de conseguir que las experiencias en sus restaurantes sean totalmente inolvidables.

La joya de la corona, su primer proyecto, es DiverXO, pero además en Madrid y en Londres podemos probar su cocina más callejera a precios más accesibles gracias a StreetXO.

Si el concepto de DiverXO parece casi único, StreetXO no se queda atrás. En mi opinión ha marcado filosofía en su contexto, es una referencia y desde su apertura creo que han nacido otros locales siguiendo una línea similar, donde también la experiencia es increíble, como Nakeima por ejemplo.

Ubicado en la última planta de El Corte Inglés de Serrano (Gourmet Experience), donde también se encuentran, aunque en menor espacio, Salón Cascabel y Rocambolesc, subir hasta allí ya empieza a formar parte de la experiencia.
Como no se puede reservar, normalmente te encontrarás algo de cola de espera (en mis visitas lo máximo que he llegado a esperar es media hora una tarde entre diario, aunque es cierto que no he ido en fines de semana) pero te garantizo que la espera merecerá la pena. Porque StreetXO hay que visitarlo, hay que vivirlo al menos una vez en la vida.

 

El local, parece un ‘street food’ asiático. Carteles, luz y sonido con música muy cañera. La mayoría de los asientos se disponen a lo largo de una gran barra con forma de U donde podrás disfrutar del show de StreetXO viendo a los chefs cocinar y terminar de preparar los platos.

Los turnos de almuerzo y cena son ligeramente diferentes, al menos por mi experiencia. Dentro del contexto canallesco y divertido que está asegurado, durante los almuerzos el ambiente es más tranquilo sobre todo porque la música del local está algo más bajita. De hecho, aun teniendo asumido el tipo de local que es, en cenas el sonido me ha llegado a incomodar y he necesitado levantar la voz para hacerme oír.

Igualmente, dentro de lo caótico del directo, vivir el show y la experiencia de comer en la barra me resulta más satisfactorio en los almuerzos, donde hay algo más de pausa. El servicio es excelente de todas formas, los cocineros, los chefs y cocteleros son simpáticos y muy divertidos.

Es difícil explicar las sensaciones que te produce cada plato en StreetXO. Entre que algunos se comen con las manos y el sabor, textura y melosidad que tienen todos…
En mi última visita con mi mujer nos pusimos las botas, literalmente. Normalmente para dos comensales te recomiendan cuatro platos, según cuales pidáis. Como fuimos a almorzar probamos seis al final y salimos llenos.

Empezamos, como casi siempre, por el Dumplin pekinés con oreja confitada y hoisin de fresas, alioli y pepinillo. Vienen tres unidades por ración así que nosotros pedimos una unidad extra. Para comer con las manos, goloso, una mezcla de sabores y textura increíbles. Conozco mucha gente a la que no le gusta nada de nada la oreja que tiene en este plato su favorito.

 

Seguimos con el Sandwich club al vapor, ricota, huevo frito de codorniz sichimi-togarashi. Igualmente para comer con las manos, pringarte en condiciones (¡muy gulesco!) y disfrutar.

Como “principal” el Civet blanco de jabalí. Noodles fritos al wok y bacon extraahumado. Huevo frito con puntilla. Uno de mis favoritos. Mezclar bien y con cada cucharada coger un poco de todo, una verdadera maravilla para la vista y el paladar.

Otro de los considerados principales. Los Chipirones braseados con chilli jam, trompetas de los muertos fritas, jugo de mango aliñado y mantequilla aireada. Igual que en el plato anterior, todo mezclado para en cada bocado mezclar de todo un poco. Un plato espectacular, por su estética y sabor.

 

Cuando ya sólo nos quedaban las croquetas y como nos habíamos quedado con ganas de probar el plato de Bacalao negro macerado en umeboshi y asado con salsa espumosa de pollo de corral con aromas vietnamitas, nos pudo la gula y lo pedimos.
Nos dijeron que era novedad en la carta y la verdad es que fue el que menos nos gustó. Quizá un sabor demasiado ácido, posiblemente por el macerado, estando bueno no tenía la melosidad de los demás.

Para terminar, como no hay postres, mi recomendación (y la de los camareros) son las famosas croquetas de Cristina Pedroche, es decir, Las croquetas “La Pedroche”: Kimchi, leche de oveja, atún y te Lapsang Souchong. Sublimes, las mejores que he probado nunca. Sin duda el mejor final posible al festival. No son precisamente baratas pero de verdad que merecen la pena. ¡No podéis venir y quedaros sin probarlas!

 

Si no queréis que se os suba mucho la cuenta una opción es descartar pedir cócteles que os ofrecerán antes de sentaros, pues valen unos 15 euros cada uno la última vez que fui. Eso sí, recomiendo probarlos alguna vez, alguno de ellos está increíblemente bueno y otros son una mezcla rara (presentados también en formatos originales) entre dulce, salada, algunos parte más sólida… Forman parte de la experiencia.

Nuestra cuenta con los seis platos que habéis visto y 5 copas de vino ascendió a unos 55 euros por persona.

Al final, la experiencia no te dejará indiferente. Por la originalidad del local y sobre todo por su cocina. Porque es cierto que la cocina de Dabiz Muñoz es transgresora, original y diferente. Pero su intención, que los platos estén muy ricos, de 10, para mi gusto se consigue con creces. Eso sí, creo que es una cocina a la que hay que darle cierto aire, en mi caso dando espacio entre una visita y otra.

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COCINA

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BODEGA

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SERVICIO

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LOCAL