Conocimos la gastrotaberna Cachitos gracias a unos Gastrocolegas de Getafe y aún no dejamos de agradecérselo. Es una propuesta diferente a los bares que tiene alrededor, no es un bar de botellines y tapeo, hace una propuesta de una cocina de producto y con mucha verdad.
La cocina del chef Carlos Jiménez aunque todo el mundo le conoce en el barrio como Cachitos, es una cocina de producto con toques japos, ecológica, artesana y muy elaborada, y por supuesto tiene mucho de su carácter amable, simpático y sin pelos en la lengua. El logo del Gastrobar es una cabeza de ajos y como dice mi suegra, el ajo y la cebolla son los reyes de la cocina. La filosofía del chef se puede resumir en lo siguiente Venite ad me omnes qui stomacho laboratis ego restaurabo vos “Venid a mí todos aquellos cuyos estómagos clamen angustiados, que yo los restauraré”.
El local no tiene cervezas de tipo comercial sino que apuesta por las artesanales, en la línea que propone. La sala no es muy grande y de la mano de María, la mujer de Cachitos, funciona perfectamente, incluso en verano se permiten una terraza donde se alargan tanto sobremesas como cenas a base de gintonics.
Ensaladilla rusa de berberechos, Imperdible
Mi plato favorito sin lugar a dudas es la ensaladilla rusa de berberechos, la combinación de sabores es brutal, la presentación magnífica y por ponerle un pero, hay veces que tenemos que pedir dos para cuatro personas porque con una no es suficiente. Es un plato de temporada que quita en invierno pero merece la pena esperar que llegue el calor…
En la carta podemos encontrar lo que el chef denomina gastropintxos. El pulpo a la parrilla sobre manzana con mermelada de tomate nos encantó. Otras opciones son manitas de cerdo ibérico rellenas de boletus y foie, chipirones rellenos de chorizo ibérico o lomo de orza con crema de hongos. Los raviolis de pato nos sorprendieron. Hay que pedir varios como entrantes para compartir.
Como principales os recomiendo para los carnívoros la entraña de buey a la teja (presentada en una teja roja curva), y el secreto ibérico.
En la carta también podemos encontrar arroces, aliñados con bogavantes, carabineros o de carne con setas, son una apuesta segura.
Cada seis meses cambia la carta, en primavera y en otoño, con lo cual siempre tiene una visita nuestra asegurada.
La bodega es un poco limitada pero acertada en la selección (a nosotros nos encanta el Ribera del Duero y es lo que predomina).
Los postres como no podía ser de otra manera son caseros, la tarta de queso Cachitos es la estrella pero hay otros muchos donde elegir, tiramisú, coulant de chocolate…
Precio por persona 30€.
Enjoy it!
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COCINA
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BODEGA
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SERVICIO
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La bodega me convence, yo soy fan del Ribera del Duero y los postres caseros!! buena gastrocrítica. Gracias