Hablar de Perú es hablar de la capital del imperio Inca. Es hablar de la conquista de América, de la ciudad perdida de Machupicchu. Es hablar de una fascinante historia de civilizaciones antiguas y origen de los pueblos de Suramérica.

Pero también hablar de Perú es hablar de su rica variedad de productos, de sus platos cocinados lentamente y su cocina fusión mezcla de exotismo japonés y auténtico peruano.

A la amplia variedad de restaurantes peruanos en Madrid se une Kechua en pleno centro, a dos calles de la Ópera madrileña. Lo primero que llama la atención es el nombre: tan peruano como desconocido para el público español. Kechua da nombre a un pueblo indígena preinca y también a su lenguaje. Actualmente es la población indígena más numerosa de américa.

Al entrar en el local sobrio y elegante nada hace indicar que estás a punto de probar autentica comida peruana la modernidad con el auténtico sabor casero peruano.

La Causa

Para comenzar destaca el plato Festival de causa limeña elaborado sobre la base de papa amarilla peruana, limón, ají, lechuga, huevo cocido, palta y aceitunas negras. El primer bocado te transporta a la capital peruana Lima, a su olor a salitre y su madrugadora niebla. Este plato tiene un curioso origen que se encuentra en la llegada del libertador José de San Martín que para sufragar su campaña militar, se vendía en las calles limeñas este plato para apoyar en «LA CAUSA» de la independencia.

Festival de causas Kechua

Los más aventureros pueden probar su anticucho del Puente de Los Suspiros. Se trata de una brocheta de corazón de res. Plato popular peruano vendido en los poco glamorosos puestos de comida callejeros limeños.

Anticucho Kechua

Para continuar se puede compartir cualquiera de sus fantásticos ceviches. De origen marinero que ayudó a los pescadores a subsistir en la mar a base de pescado recién pescado y aderezado con ají y cociéndolo con tumbo (fruta autóctona peruana). Plato esencia de la comida peruana que no en vano tiene cerca de 2.400 kilómetros de costa.

Como plato principal no podría elegir entre sus distintos tipos de arroces cuya simpleza y sabor reflejan en cada bocado la personalidad del orgulloso peruano.

Si es la primera vez en un restaurante peruano no se puede dejar de probar el Ají de Gallina consistente en un ají o crema espesa de gallina previamente cocida y desmenuzada a la olla. No solo su sabor hace que este plato sea digno de mención sino su intenso color mostaza que nuevamente nos recuerda los espectaculares productos de país. Sobre la historia de este plato se cuenta que en tiempos coloniales los pobres recogían los huesos de la gallina haciendo una mezcla con los restos de carne, pan y especias. Con el tiempo se incorporó a la cocina limeña agregando el ají que da nombre al plato.

Aji de Gallina Kechua

Para acompañar estos platos es necesario degustar un pisco sour cóctel preparado con pisco y jugo de limón del que sin duda hablaré en otra entrada. Igualmente imprescindible tomar una cerveza cusqueña con cuerpo y sabor.

Este local con un precio de platos entre 10 y 20 euros sin duda merece encontrarse entre las recomendaciones de Gastrocolegas.

 

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COCINA

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BODEGA

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SERVICIO

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LOCAL