Legazpi

Muchas veces las casualidades nos dejan los mejores recuerdos y esto es lo que me pasó con el restaurante del que os quiero hablar hoy.

Uno de esos días que has quedado a comer y el sitio es lo de menos, tienes ganas de ver a algunas personas y la comida solo es una excusa para juntarse. Acudes sin expectativas y de repente, sin esperarlo, te encuentras una joya en todos los sentidos.

Nantes se sitúa en un popular barrio de Madrid: Legazpi. Dónde los edificios industriales van dejando poco a poco paso a nuevas urbanizaciones y espacios multiculturales como el Antiguo Matadero.

La localización es toda una declaración de intenciones ya que se encuentra frente al mercado de frutas y verduras, Todo es el restaurante tiene un estilo honesto y auténtico. Su nombre tiene como origen la variedad de una zanahoria que el abuelo del chef, Alejandro Atienza, cultivaba. Reconozco que tengo debilidad por las historias como la de la familia de este cocinero (con mayúsculas) ya que, al igual que la mía, llegaron a Madrid de la Mancha buscando un futuro mejor.

El local se muestra igual que la cocina de Alejandro: honesta y sincera. Su cocina abierta nos hace partícipes con una decoración sencilla y elegante destacando el empleo de barro cocido que evoca nuestra tierra.

Nantes, con apenas unos meses de vida, se puede resumir en una cocina de mercado con productos sencillos, de gran calidad  con platos tradicionales. Pero detrás de esa sencillez se esconden platos auténticos y especiales.

Su carta cambia según pasa la temporada utilizando en cada momento los productos de mercado según la época del año. Diferenciando entrantes, legumbres y setas, principales (carnes y pescados) y postre.

¡Las legumbres al poder!

Lo primero que pedimos fueron unos Garbanzos predrosillano salteados con cigala y brotes tiernos, perfecto para comenzar.

Continuamos con un plato TOP: Níscalos estofados, cremoso de coliflor y yema… ¡Para llorar!

Otro plato de categoría: Puerros confitados, anchoas del cantábrico y vinagreta de almendras

Siendo un local que presume de cocina de mercado no podían faltar unas croquetas de cocido, como manda la tradición: crujientes por fuera y cremosas por dentro.

Los entrantes dejan paso a los principales comenzando por la carne. Clásicos de la comida española que parece reinventarse para dejarnos sin palabras: Presa ibérica con salsa de mojo verde y yogurt, Carrillera de vaca, cremoso de chirivia (una raíz similar a la zanahoria) y chocolate blanco… simplemente espectacular!!!!

Cómo pescado escogimos un Bacalao confitado, pimientos asados y pil pil de piparras muy, muy auténtico:

#nosinmipostre

Para terminar no podíamos irnos sin probar los postres de Nantes. Dos platazos que Nantes presenta de manera exquisita: Tarta fina de pera, almendras y nueces con helado de yogurt y Torrija de sobao pasiego artesano y helado de avellana.

Maridaje canalla

En mi búsqueda del blanco perfecto nos encontramos un vino con mucha personalidad: Pyjama. Un Godello D.O. Bierzo elaborado por la bodega Demencia de Autor

Acompañando los principales un tinto 100% vegano sin gluten: Time waits for no one “El tiempo no espera a nadie”, un jumilla, joven, rojo picota y suave en boca. Para disfrutar del tiempo… ¿homenaje a la canción de Rolling Stones? Me gusta pensar que sí smile.

Nantes, un restaurante que dará mucho que hablar.

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COCINA

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BODEGA

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LOCAL