Tejas Verdes: Comer dónde se detiene el tiempo

Me gustan los sitios con historia, locales cocinados a fuego lento con el paso del tiempo que además de comida, cuentan con fabulosas historias.

Este es el caso de Tejas Verdes, un restaurante con mucha tradición situado en Alcobendas donde hasta tres generaciones de la familia Mayoral San Sebastián han mantenido la esencia de este local.

Se trata de un caserón castellano inaugurado en el año 1.964 que cuyo nombre tiene su origen en las tejas envejecidas llenas de musgo que se encuentran en su tejado. Una finca de una hectárea rodeada de amplios jardines donde, literalmente, se detiene el tiempo. Una casa llena de historias: escenario de una película de Peret posee un portón de un convento del siglo XVI…aunque el resto de anécdotas dejaré que lo descubráis vosotros mismos gracias a la compañía de los hermanos Millán y Álvaro que hoy regentan este restaurante.

#nosolodehistoriaviveelhombre

Si cruzamos el viejo portón nos encontramos un patio castellano y un gran salón decorado sobriamente, tradicional con amplias mesas y una fabulosa chimenea.

Más adelante nos encontramos una terraza en un magnífico jardín donde encontrar rincones íntimos.

La decoración nos anticipa lo que vamos a encontrar en su carta, que cambia con el paso de las temporadas adaptándose a los productos estacionales.

El primer plato que probamos fue su salmorejo con vieira, acertada y refrescante mezcla para una noche de verano como la que tuvimos el placer de disfrutar.

En segundo lugar, otro plato veraniego por excelencia: una ensalada de quinoa con rúcula acompañada de salmón, queso curado y tomate.

Seguimos con uno de los platos estrella de Tejas Verdes, los tradicionales mejillones tigre con un toque picante ¡sabor y textura de diez!

Ahora otros dos platazos de este local: genial ensaladilla rusa con un toque personal. No voy a adelantar nada, dejaré que lo averigüéis vosotros mismos. Tan solo os dejaré una foto wink

Y su genial revuelto de morcilla:

#nosolodecarneviveelhombre

Dejamos paso a los platos principales y, efectivamente, ¡el pescado al poder! Aunque me habían comentado la excelente calidad de las carnes de Tejas Verdes, siendo una cena en verano y tiendo dos de mis platos fetiche no tuve más remedio que decidirme por un tataki de atún y una lubina a la sal.

Un tataki que no enmascara el excelente sabor del atún. Con un producto así…atentos al color de su carne:

Me encanta la lubina a sal, la ceremonia de abrir la sal, la solemnidad de cortar el pescado y dejar sus lomos alineados en el plato..vale, me dejo llevar por la emoción pero es que ¡este plato estaba brutal!

Espero que disfrutéis tanto como yo de este restaurante.

 

“Y no estaba muerto no, no y no estaba muerto no, no

Y no estaba muerto no, no, estaba tomando cañas,lerelele.”

(Seguramente en Tejas Verdes laughing )

 

                                                     Peret.

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COCINA

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BODEGA

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SERVICIO

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LOCAL